Título: Noches en índigo
Título original: Indigo Nights
Autor: Louise Bay
Serie: Nights #3
Editorial: Phoebe
Encuadernación: Tapa blanda
Páginas: 300
Dylan James no tiene ninguna expectativa en cuanto a las relaciones sentimentales. De las mujeres solo busca sexo sin ataduras y ellas se relacionan con él por su dinero y su poder. Es un intercambio justo, y él se siente cómodo así. Decididamente funciona.
Beth Harrison está harta del amor. Está cansada de las mentiras y los juegos que se traen los hombres y ha decidido dedicarse por completo a su pasión, la repostería, que es lo que la protege de que le rompan el corazón. Y más cuando comienza su carrera como repostera televisiva y un nuevo mundo se abre ante ella.
Tanto Dylan como Beth saben que el sexo casual consiste en dar lo que necesitas para conseguir lo que quieres.
Excepto que a veces das más de lo necesario y obtienes todo lo que siempre quisiste.
Beth está viajando de vuelta a Londres desde Chicago. En el vuelo coincide con alguien importante, a juzgar por los trabajadores. Lo que encuentra es un hombre un tanto exigente, serio y un poco brusco, que también tiene la mirada más intensa que ha visto en su vida. Una tormenta los deja en tierra y él no se corta un pelo en buscarla e insinuarse. Beth no está segura de que sea algo con lo que pueda lidiar en ese momento, pero Dylan no sabe rendirse y ella acabará dejándose llevar por lo que desea. Lo que parece un simple rollo de una noche, es posible que pronto se convierta en algo más.
Beth empezó a beber tras la muerte de su madre. Se convirtió pronto en alcohólica. Y solo empezó a recuperarse cuando su hermano la sacó de Chicago y se la llevó a Londres, ofreciéndole un nuevo hogar lejos de la toxicidad de su ciudad natal. Han pasado tres años y se ha mantenido fuerte desde entonces, apoyándose en su familia encontrada y en la repostería. Su canal se ha vuelto bastante famoso, por lo que le ofrecen un pequeño espacio en televisión. Beth piensa que puede ser divertido, pero no sabe cómo afectará a su sobriedad. Y lo mismo piensa cuando conoce a Dylan. Beth es un personaje que me ha gustado mucho desde el inicio de esta serie. En este libro la vemos en el camino correcto, con el alcoholismo en su mente, pero sin estar en el centro de su universo ya. Es ligero en este sentido, pero también se ven esos momentos en que se cuestiona, en que se asusta por si es demasiado y recae. Es un personaje que se debate entre seguir hacia delante y el miedo por si las emociones son demasiado.
Dylan hace tiempo que está centrado en su trabajo y solo tiene aventuras sin compromiso de vez en cuando. Hace años sufrió un desengaño amoroso que casi acaba con todo lo que había construido, por lo que decidió que nunca más se pondría en esa situación. Además, está acostumbrado a que le usen para acostarse con alguien con dinero, así que no es tan fácil encontrar algo sincero. Cuando conoce a Beth no se puede resistir y le ofrece una noche divertida para disfrutar. Sin embargo, lo que no podía anticipar es que le gustase tanto y que quisiese volver a verla. Con Dylan he tenido mis más y mis menos. Es un hombre arrogante y directo. A veces tenía algunos comentarios que me tiraban un poco para atrás (la novela es de 2016, así que entiendo que la época juega su papel). Pero también me ha gustado mucho que se lo tome todo con tanta naturalidad y tranquilidad, que tenga un lado vulnerable y que sea tan buena persona en realidad.
Como secundarios tendremos al mejor amigo y socio de Dylan, con el que tiene una relación extraña. Mi impresión es que su amistad estaba un poco fría. Por parte de ella tendremos a los protas de los libros anteriores, que me ha encantado volver a encontrar y ver cómo van sus vidas.
La historia comienza con esa aventura de una noche que crea una conexión entre los dos que les hará querer volver a verse. Es una historia de personajes en la que él se deja llevar y ella se preocupa por todo. Con un romance que surge con sencillez y naturalidad. Me encanta cuando se siente como una pieza de puzle que encaja fácil porque es su sitio. No quiere decir que venga sin problemas, porque Beth tendrá que luchar mucho contra sus miedos y Dylan ya no recuerda cómo se hacía eso de las relaciones. Pero es un romance muy bonito y natural que parte de una fuerte atracción sexual y que va creciendo rápidamente conforme pasan tiempo juntos.
Una historia que habla mucho del alcoholismo, de las reuniones, de las madrinas y padrinos, de la compañía, de cómo surge, de la necesidad y de cómo es el día a día cuando ya llevas años sobrio, con una enfermedad que nunca se va del todo. Una historia que habla mucho de la familia y de lo importantes que pueden llegar a ser. De amor bueno y malo. De valentía y superación. De ser humano y meter la pata. Quizás me ha faltado un poco conectar con Dylan un poco más, pero no deja de ser algo muy subjetivo, porque es una historia muy bonita, con personajes bien construidos y que toca temas muy buenos.
En cuanto a la narración, la historia estará contada en primera persona desde el punto de vista de los dos. Es muy interesante de esta forma porque veremos cómo batalla Beth con todo, como algunos de sus miedos son infundados (gracias al pov de Dylan), dando juego e interés. Es una narración lleva de diálogos y un ritmo adictivo que hace que la historia se lea muy rápido.
Noches en índigo nos cuenta la historia de Beth y Dylan. Ella es una alcohólica que lleva años sobria y que está pensando en hornear en la tele. Él creo su fortuna desde cero y no está hecho para las relaciones. Pero conocerse pondrá en marcha una atracción que pronto irá transformándose en algo diferente. Un romance precioso y natural, muy spicy, que tendrá que luchar con los miedos de ella y las meteduras de pata de él. Un libro adictivo que he disfrutado mucho.
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