Título original: Thirty day boyfriend
Autor: Whitney G.
Editorial: Phoebe
Encuadernación: Digital
Páginas: 119
Nunca debería haber aceptado ese acuerdo… Hace treinta días, mi jefe —un tiburón de Wall Street— acudió a mí con una oferta que no pude rechazar: poner mi firma en una línea de puntos y fingir ser su prometida durante un mes. Si accedía, podía rescindir mi contrato laboral con una indemnización por despido «extremadamente generosa». Las normas eran muy sencillas: prohibido besarse y tener sexo. Solo había que fingir que nos queríamos ante la prensa, aunque desde el día que lo conocí siempre había deseado borrarle esa estúpida sonrisa de superioridad de la cara. Lo cierto es que no tuve que pensármelo dos veces. Firmé y comencé a contar los segundos que me faltaban hasta librarme al fin de su chulería de alta gama. Solo aguanté un minuto… Nos peleamos durante todo el viaje de cuatro horas hasta su ciudad natal y no conseguimos dar una impresión convincente ante la prensa que nos esperaba. Pero lo peor fue que, justo cuando iba a arrancarle aquel gesto arrogante de la cara, se quitó la toalla de baño delante de mí, a propósito, y me dejó sin palabras con su miembro de veinte centímetros, para «demostrarme quién era el más importante» en nuestra relación. Después me dedicó su estúpida sonrisa de suficiencia de nuevo y me preguntó si quería que consumáramos lo nuestro. Y lo peor de todo es que ese fue solo el primer día. Todavía quedaban otros veintinueve por delante…
Emily lleva trabajando dos años codo con codo con el hombre más despiadado de Wall Street, y está dispuesta a buscar cualquier resquicio que le permita escapar de esa tortura. Lo que consigue es una oferta por parte de su jefe completamente descabellada, pero demasiado irresistible como para resistirse.
Leer a Whitney G. siempre es un placer. Esta vez vuelve con una novela corta de poco más de cien páginas que nos presenta a Emily y a Nicholas. Ella empezó a trabajar para El Lobo como asistente ejecutiva hace exactamente dos años, la persona que más ha durado en el puesto. Es excelente en su trabajo, tanto que es toda una leyenda y todo el mundo en Wall Street ha oído hablar de ella. Emily me ha encantado porque es una mujer con mucho carácter, muy profesional y también directa. No tiene pelos en la lengua. El único problema en su vida es su jefe, que no tiene empatía ni sabe lo que es el agradecimiento. Aunque una trabaje prácticamente las veinticuatro horas del día para él al máximo.
Nicholas ha sido una maravilla. Es implacable en los negocios, ese hombre que todos quieren tener contento y como amigo. Cuando quiere algo lo consigue antes de que acabe el día. Es un hombre atractivo a rabiar, con una confianza en sí mismo envidiable. Lo que le hace diferente a lo que estoy acostumbrada con este cliché es que es directo y cercano dentro de su propia empresa. Todos lo tienen miedo, por supuesto, pero el hombre no tiene lenguaje profesional cuando envía emails o hace contratos. Y eso me hacía muchísima risa. Es un personaje con el que me salían carcajadas.
La historia nos habla de un trato que, incomprensiblemente, se le resiste a Nicholas por algo que él no puede controlar. Y es así cómo le hace la proposición a Emily para fingir la relación. Whitney junta en esta novela de una forma perfecta tres clichés que me encantan: jefe-empleada, relación falsa y enemies to lovers. Y es que Emily y Nicholas no se tragan desde el primer momento. No pueden dejar de discutir ni de lanzarse pullas a cada ocasión que tienen. La forma que tienen de interactuar entre ellos es muy divertida y refrescante. De verdad que me reía a carcajadas. Y encima contando con una atracción sexual que llevan dos años ignorando. Veremos cómo se las van ingeniando cuando tengan que pasar más tiempo juntos en situaciones que no son laborales y fingiendo que no quieren arrancarse la cabeza el uno al otro.
La narración será en primera persona desde el punto de vista de los dos. Son capítulos muy cortos y dinámicos, con un ritmo ágil muy marcado y que va siempre al grano y centrándose en la acción. Me ha parecido completamente adictiva y me engancho desde el segundo uno hasta que de repente ya no me quedaba nada. La única pega que le pondría, a pesar de saber que era una novela corta, es que es demasiado corta. Me ha gustado tanto, he conectado tanto con los protagonistas y me lo estaba pasando tan bien, que hubiese tenido quinientas páginas y tampoco me habría dado cuenta.
Novio por treinta días nos habla de Emily, la mejor empleada de la ciudad, y de Nicholas, el jefe más despiadado. Por culpa de un trato y una proposición imposible de rechazar, deberán fingir una relación que no será nada fácil. Una novela corta fresca y muy divertida entre dos personas que no pueden dejar de discutir ni de sentirse atraídas el uno por el otro. Con personajes de fuerte carácter y un dinamismo que resulta completamente adictivo. ¡Muy recomendada!
Muchas gracias a Phoebe por el ejemplar para reseñar
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