Henry Page nunca ha estado enamorado. Quiere tener un romance irremediable, pero la cámara lenta, el rápido palpitar del corazón, el no puedo comer no puedo dormir tipo de amor que ha estado esperando no está en las cartas para él –al menos no todavía. En lugar de eso, está feliz centrándose en sus notas, con entrar en una universidad medio decente y con volverse al fin editor del periódico del instituto. Es entonces cuando Grace Town entra en su primera clase del día en el tercer martes de su último año y sabe que todo está a punto de cambiar.
Grace no es lo que Henry imaginaba a su chica ideal –ella camina con un bastón, viste ropa extra grande de chico y rara vez parece ducharse. Pero cuando los dos son elegidos para editar el periódico del instituto, empieza a gustarle al instante. Es obvio que hay algo roto con Grace, pero eso parece hacerla incluso más hermosa para Henry, y no hay nada que él quiera más que ayudarla a juntar las piezas de nuevo. Y aun así, esta no es la típica historia de chico conoce a chica.
Frankie Devereux, de diecisiete años, haría lo que fuese por olvidar el pasado. Perseguida por el recuerdo de la muerte de su novio, vive su vida con una única y peligrosa regla: nada importa. Al menos eso es lo que Frankie se dice a sí misma después de un temerario error que la obliga a dejar su privilegiada vida en los barrios altos para mudarse con su padre –un policía encubierto. Se transfiere a un instituto público en los barios bajos, donde las peleas no perturban a nadie y las carreras ilegales en la calle son más populares que el fútbol.
Marco Leone es el corredor más rápido de los barrios bajos. Duro, sexy e hipnótico, hace que sea imposible para Frankie ignorarle –a él y a la forma en la que la hace sentir. Pero los riesgos que Marco toma por su familia pueden tener consecuencias devastadoras para ambos. Cuando Frankie descubre su secreto, tiene que hacer una elección. ¿Dejará que el dolor del pasado determine su futuro? ¿O arriesgará lo poco que le queda para seguir a su corazón?
Cuando la madre de Jill Whitaker, de dieciséis años, se marcha –con un post-it como despedida- solo ella sabe la causa real de que se haya marchado. ¿Pero cómo puede decírselo a su padre si incluso a ella le cuesta creer la verdad?
De repente, la chica a la que le gusta arreglar cosas –coches, relaciones, romances, personas- está rota. Sean Addison, que solía ser su alto, rubio y guapo mejor amigo, podía hacerla sonreír en segundos. Pero ya no es capaz. Ni siquiera se hablan ahora.
Con nada teniendo sentido, Jill intenta recoger las piezas de su vida. Pero cuando un nuevo chico se muda a la casa de al lado, intenso, muy mono, pero con cicatrices –tanto dentro como fuera- que piensa que no se ven, Jill se encuentra intentando hacer las cosas mejores para Daniel. Pero después de un largo y cálido verano en Arizona, se da cuenta de que no puede arreglar la vida de nadie hasta que no arregle la suya. Y sabe exactamente dónde empezar…
Hola a todos!
Esta semana os traigo tres historias de contemporánea muy diferentes entre sí. La primera parece una cosa muy dulce que espero que sea preciosa. La segunda tiene una chispa de chico malo que resulta muy atractiva. Y el tercera parece ser más intimista y de descubrimiento personal. Personalmente, los tres tienen muchas oportunidades de ser leídos antes o después.
¿Qué haréis vosotros? ¿Le daréis una oportunidad a alguno? ¿Llaman vuestra atención?
¡Hola!
ResponderEliminarLa verdad es que no tengo intención ninguna de darle oportunidad a estos libros, en todo caso al último, últimamente las historias que se acaban basando en chica le gusta chico increíble o chico increíble se enamora de chica normalilla tirando a rara, se me hacen muy pesadas...
Un besito y espero que te pases por mi blog.